Esos grandes ojos negros.
Azabache, cuales frescas rosas negras.
Terciopelo, cual templada aurora,
de purpureas vanidades.
Cuales dulces labios,
¡Son asiento a mis besos!
Tus palabras.
Palabras de suave tristeza amorosa.
De tus risas,
y por todas vuestras cosas.
Yo que por bien,
no busco librarme.
Y amarte a ti a solas,
en mi lecho de carne...
José Manuel Sirgo Gallardo
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario