martes, 16 de agosto de 2011

Quebranto y sed.

Tan amarga se hace la espera,

de no volver a sentir tus cálidos labios, en mis derrotados labios,

y tus desaparecidas manos, que acaricien mi consentida piel.



Enjugando tus verbos, sentir de tu pecho el silente y acalorado amor, que embriago mí corazón desmembrado.

La espante de su terror, dando paso a tus silabas delicadas,

que en susurros, heridas de pasión, has dejado en mis oídos,

y en mi sentida alma.


¿Saciada de mí ya estas?, saciada del quebranto y la sed,

de mis besos en tu ser,

de las caricias que rastrean tus muslos sofocados,

con sabor a miel.

no decaigan por la lujuria incontenible del roce de tu piel.

Enjugue de tus versos soy, de tus besos mi destierro y mi sed de beber de tus manos.





José Manuel Sirgo Gallardo

viernes, 12 de agosto de 2011

Te extraño.

Nostalgia, esperanza, resume por los ajados poros de mí cuerpo, entresijo de voluntad, plena de alabanza.

Voz sorda que tienta al verso, conjunción de sorpresas ataviadas en la desnudes de tus ojos , visión de acuarelas, tus profundos besos, que atajan por los recobecos de mí alma,

tus dedos pinceles que adornaron mí vieja estampa, tus senos, la sensación del roce sobre el aliento de mí boca.

Entre tus muslos mis manos alborotadas, nerviosas desconsideradas, llenas de deseo, apuntando al alba, sencillez tú gracia.

Mis manos atajando por tu elástica espalda, hacia el sentir profundo, de tus nalgas, mis dientes engordando de tus ansias, mis labios saboreando la soledad en la estancia.

Delicada, sumisa y apasionada, tu vientre desnudo conjunción de los verbos, salpicados de amor tierno, sasonados con ungüentos de vida, azorada por mí silencioso recuerdo...

...Calma de mis sueños...



José Manuel Sirgo Gallardo

lunes, 1 de agosto de 2011

Hoy te quiero.

Hoy te quiero reconquistar, desgarrando tu cuello con mis labios de deseo, y mi alma arrasará a tu alma con mi amor, mí corazón golpea con fuerza y sus latidos tornan en tu corazón, en el momento que mis brazos rodean tu cuerpo destinado a la pasión.

De nuevo mis besos recorren tu piel, se engarzan a tus labios y mí lengua derrotada se desfoga ansiada ante tu razón.

No yerro por tu amor, sigo queriendo tenerte junto a mi voz, atando tus cabellos a mis dedos que en dulces caracoles dorados se advierten ante la mirada de los dos.