sábado, 27 de febrero de 2010

¡Enamorado!

¡Enamorado-, mi amor de ti,
de toda tu!
De ese arte que me tienes,
la gracia y la simpatía.

!Del cariño que me das,
y de todo el amor que recibo,
de ti vida mía!

Si, amor me voy-,
pero no me voy-,
¡no me voy, a despegar de ti en toda la noche,
en todo el día, en toda la vida!

¡Te tendré en mis pensamientos,
en mis sueños, en mi corazón,
y al despertar te seguiré pensando!
Y te extrañare de nuevo,
eres mi vida y yo te quiero...
...Te quiero, sólo a ti...


José Manuel Sirgo Gallardo

martes, 23 de febrero de 2010

Quieres sentir

¿Quieres sentir las caricias de mis manos?-
-¿Rozando tu suave piel ensimismada?
¿Quieres sentir como mis dedos entran por tu cabello...Desenredan-dolo?

¿Quieres sentir mis labios?
Besar tus hombros.
¿Di-me si quieres sentir mis besos en tus húmedos labios?
¿Si quieres que hagamos en amor sin condiciones?

¿Di-me si quieres que te susurre?
Que te susurre. en el oído cuanto me haces sentir emociones.
¿Di-me amor?
¿Mi dama, mi flor?

¡Sencilla en la primavera!
Si me quieres sentir,
¿desnudo entre tus ansias,
revuelto en tu calor?


José Manuel Sirgo Gallardo

domingo, 21 de febrero de 2010

¿Yo soy de cera?

Si con tu amor,
yo me transformo en cera.

Y por el cálido sol,
he de tener tu mirar,
la cual me inflama,
me inflama en la conquista.

Con tu mirada,
mi sentido se va fuera.

Y es que soy,
de lejos inflamado,
¡por tu cálida mirada...
...encendido!

Tanto que en mi vida me desplomo,
y se cuaja mí sangre,
la sangre por mis venas.


José Manuel Sirgo Gallardo

jueves, 18 de febrero de 2010

No llores

No llores si alguien se ha marchado de tu lado,
no responde a tu amor, o se ha burlado.
Dios observa y a cada ser cuando más lo necesite le dará lo que merece...

Si vives penando en la desolación, no vives...
Deja las puertas abiertas, así el corazón que te merece pueda entrar.

El amor no ha nacido para derramar lágrimas,
ni esclavizar nuestro futuro al lado de quien no nos ama,
o no amamos.

La vida es corta y es para ser feliz.
El amor no hay que suplicarlo o someterlo a la resignación.

Amor es un camino que transitamos,
aferrados a otra mano que necesita nuestra compañia,
porque nos ama.

Sabrás cuando el amor es sincero...
El corazón entiende cada uno de sus colores,
y de alguna manera te lo informa.

El verdadero sentimiento no sabe de engaños o camuflajes.
El amor verdadero le pone aroma a tus sentidos,
no sabe de frutos prohibidos,
ni distancia... Es dulce y madura con el paso de cada día...

No llores si la carta no llega o el teléfono se niega a reproducir su voz...

¡Abre tus ojos!
No llores más...
¡Hay muchos corazones necesitando tu sonrisa y tu mirada!


José Manuel Sirgo Gallardo

martes, 16 de febrero de 2010

Cuando la vida ya nada me ofrecia

Llegas, amor,
¡Cuando la vida ya nada me ofrecía!
Sino un duro sabor de lenta consunción,
y un saberse dolor desamparado.

Casi ceniza de tinieblas;
llega tu voz a destrozar la noche,
¡y asciendes por mi cuerpo,
como el cálido pulso hacia el latir postrero!
De quien a solas sabe.-
Que un abismo de duelo lo sostiene.

Nada había sin ti,
ni un sueño transformado en vida,
ni la certeza que nos precipita
hasta el total saberse consumido;
sólo un pavor entre mi noche.

Levantando su voz de precipicio;
era una sombra que se destrozaba,
incierta en húmedas tinieblas,
y engañosas palabras destruidas,
trocadas en blasfemias que a los ojos,
ni luz ni sombra daban:
Era el temor a ser sólo una lágrima.

Mas el mundo renace al encontrarte,
y la -luz es de nuevo luz-,
ascendiendo hacia el aire,
la tersa calidez de tus alientos.

Lentamente erigidos;
brotan de fuerza y cólera,
y de un aroma suave como espuma,
tal como un leve recuerdo,
que de pronto se hiciera un muro de dureza,
o un manantial de sombras.

¡Y en ti mi corazón no tiene forma,
ni es un círculo en paz con su tristeza!

Sino un pequeño fuego,
el grito que florece en medio de los labios,
y torna a ser el fin.

Un sencillo reflejo de tu cuerpo,
el cristal que a tu imagen desafía,
el sueño que en tu sombra se aniquila.

Olas de luz tu voz, tu aliento y tu mirada,
en la dolida playa de mi cuerpo;
olas que en mí, desnudase como alas,
hechas rumor de espuma, oscuridad, aroma tierno,
cuando al sentirme junto a tu desnudo sollozo,
se ilumina la forma de mi cuerpo.

Un mar de sombra eres, y entre tu sal oscura,
hay un mundo de luz amaneciendo.


José Manuel Sirgo Gallardo