domingo, 30 de octubre de 2011

Deja que te arrulle mí amor.

Deja que arrulle a tu amor,
en la soledad de tu morada. En la intimidad de tu habitación.
Deja que vuelva a arrullar a tu amor,
a pesar de que en tu almohada, crezca la pasión de tus recuerdos.

A pesar de la distancia que separa tus labios de mís labios,
deja que arrulle a tu amor, aunque la brisa acaricie a la rosa,
y tu rostro quiera robarte una sonrisa.

Aunque mis brazos no te abriguen en la fría noche,
deja que vuelva a arrullar, a tu amor.

Si bien una infíma lágrima señala el camino de la tristeza,
si bien un suspiro, quebrara el silencio entre la noche.

Deja que vuelva a arrullar a tu amor,
omitiendo la letra de una triste melodía,
omitiendo mis palabras disfrazadas de nostalgia,
deja que mis palabras arrullen a tu amor.

Con el fuego y la ternura, de mi corazón ilusionado,
me sentirás en ti, aunque no esté a tu lado.



José Manuel Sirgo Gallardo

jueves, 8 de septiembre de 2011

Un poema.

Un poema, sin un sol de oro y purpura,
sin luna de nácar y un velo desnudo,
unas letras llenas de amor y encanto,
unos versos sanados del corazón.

Un poema, de quien ama y es amado,
unas horas que pasean en la mañana,
unos días que se vuelven madrugadas,
tantos meses sin tenerte, mi amada.

Un poema de tu boca declamado,
de tus labios subrayados en mis labios,
de tu voz la nostalgia en mi alma,
de tu risa, melancolía derramada.

De un poema en la distancia,
no te veo, no te hallo por la niebla,
y mis dedos ya no palpan tus cabellos,
deseosos de tenerlos enredados.



José Manuel Sirgo Gallardo

martes, 16 de agosto de 2011

Quebranto y sed.

Tan amarga se hace la espera,

de no volver a sentir tus cálidos labios, en mis derrotados labios,

y tus desaparecidas manos, que acaricien mi consentida piel.



Enjugando tus verbos, sentir de tu pecho el silente y acalorado amor, que embriago mí corazón desmembrado.

La espante de su terror, dando paso a tus silabas delicadas,

que en susurros, heridas de pasión, has dejado en mis oídos,

y en mi sentida alma.


¿Saciada de mí ya estas?, saciada del quebranto y la sed,

de mis besos en tu ser,

de las caricias que rastrean tus muslos sofocados,

con sabor a miel.

no decaigan por la lujuria incontenible del roce de tu piel.

Enjugue de tus versos soy, de tus besos mi destierro y mi sed de beber de tus manos.





José Manuel Sirgo Gallardo

viernes, 12 de agosto de 2011

Te extraño.

Nostalgia, esperanza, resume por los ajados poros de mí cuerpo, entresijo de voluntad, plena de alabanza.

Voz sorda que tienta al verso, conjunción de sorpresas ataviadas en la desnudes de tus ojos , visión de acuarelas, tus profundos besos, que atajan por los recobecos de mí alma,

tus dedos pinceles que adornaron mí vieja estampa, tus senos, la sensación del roce sobre el aliento de mí boca.

Entre tus muslos mis manos alborotadas, nerviosas desconsideradas, llenas de deseo, apuntando al alba, sencillez tú gracia.

Mis manos atajando por tu elástica espalda, hacia el sentir profundo, de tus nalgas, mis dientes engordando de tus ansias, mis labios saboreando la soledad en la estancia.

Delicada, sumisa y apasionada, tu vientre desnudo conjunción de los verbos, salpicados de amor tierno, sasonados con ungüentos de vida, azorada por mí silencioso recuerdo...

...Calma de mis sueños...



José Manuel Sirgo Gallardo

lunes, 1 de agosto de 2011

Hoy te quiero.

Hoy te quiero reconquistar, desgarrando tu cuello con mis labios de deseo, y mi alma arrasará a tu alma con mi amor, mí corazón golpea con fuerza y sus latidos tornan en tu corazón, en el momento que mis brazos rodean tu cuerpo destinado a la pasión.

De nuevo mis besos recorren tu piel, se engarzan a tus labios y mí lengua derrotada se desfoga ansiada ante tu razón.

No yerro por tu amor, sigo queriendo tenerte junto a mi voz, atando tus cabellos a mis dedos que en dulces caracoles dorados se advierten ante la mirada de los dos.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Ayer senti de tus ganas.

Ayer sentí un velo que se precipitó, y desveló tu sensible mirada,
sentí de ti la fragancia desnuda que rodea tus ansias,
la sangre que se altera, por tus venas amarradas,
la dulzura de tus besos en mis ganas.

Ayer sentí, el destino que se acercaba, con la luz a mí espalda,
y una estrella allá en el cielo, alumbrado con su parpadear que engalana,
una llama que quema y no arde, en su frescura la mañana,
un gran corazón a centímetros de mí golpeaba,
sintiendo tu calor, como la primavera que ensarta,
mis besos en tus labios, con sabor a nostalgia.

Ayer sentí el sabor de los besos en la distancia,
como una ola que golpea las rocas en la playa,
el roce de tu piel en mí piel, soñando yo estaba,
acariciando tu sencillez, de curvas desatadas.

Ayer sentí que el amor que irradias, me llena, me sacia,
me otorga la luz, que veo en mí alma,
una sensible llamada, que de mí no escapa,
encerrándote en mí corazón, con las llaves,
de dos vidas que cabalgan juntas en la distancia.

Hoy aquí yo te digo, cómo te amo en la distancia,
escondido entre las letras que se afanan,
por ser una voz que viaja, una linea delgada,
por llegar a tus sentidos, mí bella deseada,
y acariciar con susurros, tus desventuras pasadas.

Tu silueta, en mí mente se engarza,
mis brazos con fuerza, rodean tu ágil espalda,
tus manos en mí nuca, acariciando con ganas,
los labios que se funden, en la humedad sin desgana,
saboreando el amor, que nos falta.




José Manuel Sirgo Gallardo

miércoles, 16 de febrero de 2011

Amar y no ser...

¿Es bueno seguir queriendo?, ¿Es bueno seguir sintiendo lo que yo siento?
¡Lo que yo sigo sintiendo!
Lo que yo siento, no lo siente nadie, porque sólo esta en mi cuerpo,
arraigado en mi corazón, en medida con mi alma,
es mi sentimiento.

¡El querer es muy bonito, como se quiere a unos padres,
a tus hermanos, tus primos y a los buenos amigos!...
Pero el amor es distinto, se siente, se percata,
se afana al sentimiento y no por mucho que le des la espalda,
lo seguirás sintiendo.

El amor no muere de un día para otro,
de un segundo a un minuto,
de una hora a una semana,
el amor no tiene tiempo, lo sientes, lo sientes, como yo lo siento...

Por una lágrima no se pierde el sentimiento de amar,
aunque no aya lágrimas, que desaten esos sentimientos,
que en su calidez desborda por la mejilla,
y enfriándose, es absorbida por tu piel, o por un pañuelo,
que después guardas en el olvido.

¡Como siento yo el amor, como siento y lo seguiré sintiendo,
aunque no sea correspondido!
Pero duele, el sólo saber, que sólo te quieren como aun amigo,
que el amor que pudo a ver, ya no está contigo,
sin lágrimas, todo en su interior sin saber o poder amar a tu amigo...

El amor puede morir sino es continuo,
si juegan con el con la arena y la cal y la cal y la arena,
aunque no mure en una palabra,
porque si amas de verdad, con la voz o con las palabras, amas.

Hoy me duele el corazón, el alma y los sentidos,
pero no me olvido de amar a ese amig@,
porque mi amor es pasión, y no un loco torbellino,
que se parte en dos, cuando choca con un muro de granito.
Y quiebra su interior y se deshace como el aire mismo,
como el hielo en unas cálidas manos o como el papel mojado,
por esas lágrimas que desaparecen al final de tu barbilla.
¡Hoy me siento mal y no por ello dejaré de amar a mi amig@!



Esto lo he escrito yo, y mi nombre es el mismo, pero hoy no lo dejare escrito.

viernes, 4 de febrero de 2011

Bello sueño.

He despertado y he olido la fragancia de tu ser en el cuerpo mío,
he oído tus risas en mis oídos, llegaban de lejos ,aunque las siento conmigo.
He sentido tus manos en mí, acariciando cada pliegue de mí piel y el cosquilleo de tus besos.
He sentido todo ésto y aún estaba dormido.

Ya no sé si estoy despierto, o si aún sigo durmiendo, en esté maravilloso sueño.
Siento el calor de tu ser, acercándose a mí frío cuerpo.
Tu cuerpo rozando mi cuerpo, dejando tu pasión, dejando tus sentidos,
requiebro del amor que tu has elegido.

Siento mí voz que llega a tus sentidos, hablando de nuestro amor,
y de lo mucho que hemos vivido, de la constancia de tenerte en mis sentidos,
de la lejana línea del suspiro, de los redondos y sutiles quejidos,
que emocionan mí corazón, porque de tu corazón yo no me olvido.

Sigo teniendo tu amor, sigo teniendo tu alma y tu candor conmigo,
tu estrella, en el infinito de mis sentidos, tu nombre grabado en mí,
grabado hasta tenerte conmigo, lo llevo sin temor en mi alma,
en mi cuerpo y en mí corazón, porque sigo contigo.

Mis besos con calor, yo siempre te los dedico,
con gracia y sin temer, acariciando tus labios de rico placer,
que se van haciendo cada vez mas mios.
Y mis labios, cada día son tuyos, para que los beses,
y los muerdas con tus mil sentidos...



José Manuel Sirgo Gallardo

sábado, 29 de enero de 2011

Me falta tu presencia.

Me falta tu presencia, tus besos, tus palabras, tus risas, me faltas tu...
Tus lágrimas que caen por tus mejillas y a mis mejillas se arraigan,
que desde mis ojos de niebla, cae la nostalgia derramada por tu ausencia.

Me falta la vida, la vida que se afana, ausente en la tristeza,
me faltan tus cantos y tu delicadeza, cuando tu me hablas,
y me hablas de tu existencia, ya no oigo tu sonora música entablada,
ni al alba, ni por la tarde, ni en la madrugada.

Una de cal y otra de arena, una de arena y otra de cal,
y yo aquí sin tener ni la cal ni la arena.
Tan sólo unas gotas del rocío, que en las ramas se agarran en la mañana.
Sólo pensando en mí amada, soñando con ella,
despertando en la soledad de tu ausencia.

Descalzo mis pies y me acurruco con la almohada,
pensando y soñando, que ella es mí amada,
acariciando su piel, su piel de seda.
Susurrando palabras, que ya no te llegan,
y quedo dormitando tan sólo en la cama.

Tan sólo me acuesto, tan sólo despierto,
y sigo soñando y sigo sin tener tu canto...



José Manuel Sirgo Gallardo

martes, 18 de enero de 2011

Olores en la mañana

San Jacinto Rodrigo de Triana,
Plaza de Santa Ana,
pureza bajo las aguas;
calle Betis, rodeando al puente de Triana;
calle Castilla, callejón del agua...

...A su entrada lamentos y llantos al alba.
Y en la madrugada. ¡Un estruendo!
Callan las palabras.

Se pierden las miradas.
Un poeta describe todo, desde su ventana.
A orillas del Guadalquivir,
donde en paz descansa mi amada.

¡Sevilla, Sevilla!, Sevilla y Triana,
barrio de la calzada,
donde nacieron mis padres y a mi me dejaron en la cama.

Susurrando entre la almohada.
Oliendo tu aroma, oyendo tu gracia.
Mil olores ,que me trae la mañana.


José Manuel Sirgo Gallardo