Deja que arrulle a tu amor,
en la soledad de tu morada. En la intimidad de tu habitación.
Deja que vuelva a arrullar a tu amor,
a pesar de que en tu almohada, crezca la pasión de tus recuerdos.
A pesar de la distancia que separa tus labios de mís labios,
deja que arrulle a tu amor, aunque la brisa acaricie a la rosa,
y tu rostro quiera robarte una sonrisa.
Aunque mis brazos no te abriguen en la fría noche,
deja que vuelva a arrullar, a tu amor.
Si bien una infíma lágrima señala el camino de la tristeza,
si bien un suspiro, quebrara el silencio entre la noche.
Deja que vuelva a arrullar a tu amor,
omitiendo la letra de una triste melodía,
omitiendo mis palabras disfrazadas de nostalgia,
deja que mis palabras arrullen a tu amor.
Con el fuego y la ternura, de mi corazón ilusionado,
me sentirás en ti, aunque no esté a tu lado.
José Manuel Sirgo Gallardo
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