De mi destierro por tu dulce cuerpo¡
Al despertar y no encontrarte en mi lecho,
tan solo ver la almohada vacía, sin tu azabache cabello,
impregnada tan solo en ella, tú sutil fragancia¡
Anhelo de mi tierra, mi poesía callejera,
que en ella predico, mi relatada armonía,
cuales naranjos en flor, azahar que prevalece¡
En sus calles, derraman su sabor aromático.
De blancas esperanzas, anaranjado atardecer,
de verdes arbolados y su rosa de sangre hieren,
sin olvidar tú presencia, querido amor que duele¡.
José Manuel Sirgo Gallardo
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