sábado, 28 de noviembre de 2009

He sentido

He sentido en mi pecho...
El desgarro del alma.

La garra del dolor hecha jirones.
Cuando al fondo de mi espíritu se agarra.
He sentido el loco torbellino...
De ese huracán, sobre la roca blanda.
Y el temible graznido de la mar,
sobre pasando, la muralla de granito.

¡Navegaba a la deriva,
sin remos ni timón,
mi pobre barca!
Y la furia del viento...
Hasta el confín del mar, quería llevarla.
A mi al rededor, las luces de las estrellas.
Enardecía, una esperanza
Esperaba el reloj, la media noche,
su sonora música sonara.

¡En la mesa, las uvas en los cuencos.
Pendientes por sus campanadas!
El espumoso champaña, en cada copa esperaba.
¡Sobre un mantel de rosas blancas!

Quedaron sin son las uvas.
Las burbujas llenas de nostalgia.
Nadie despidió, la Noche Vieja.
Nadie de la casa,
escucharon, por culpa de mi ausencia.
las campanadas.
Con la ayuda de Dios.
A esa ribera azul... Mi alma llegaba.

El rumor del viento calló.
¡En una dulce playa!
Encontré relajado mi consuelo.
El sueño sosegado de mi alma.


José Manuel Sirgo Gallardo

No hay comentarios: