
Soñaba con ser cantante,
pero mi voz no me sonaba,
soñé con la aurora,
después del alba.
Sentí en mi el dolor,
cuando la sal,
quebró mi cuerpo,
destrono mi sueño.
Un don, un saber,
o una ilusión,
vaya usted a saber,
porque mi voz no sonó.
Sabia que era hombre,
sólo en mi vida,
sabia que al final.
Al final fingiría...
José Manuel Sirgo Gallardo
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